
Con un sentido innato de la geometría y el volumen, Gaudí podía proyectar mentalmente la mayoría de sus obras antes de pasarlas a planos puesto que contaba con una gran capacidad imaginativa, tanto así que pocas veces realizaba planos detallados, él prefería recrear todo aquello que se imaginaba en maquetas.
Gaudí frecuentó diversos talleres artesanales, ya que estudiaba hasta el más mínimo detalle de sus creaciones y aprendió los aspectos básicos de todos los oficios relacionados con la arquitectura, tales como la escultura, la carpintería, la vidriería, la cerámica, el moldeado en yeso, el forjado de hierro, etc. Asimismo, introdujo nuevas técnicas en el tratamiento de los materiales, como su famoso “trencadís” hecho con piezas de cerámica de desecho.
Su arquitectura se caracterizo por la búsqueda de nuevas soluciones estructurales atendiendo al mismo tiempo las funcionales y decorativas. Toda su obra está marcada por aquellas cosas que fueron sus cuatro grandes pasiones en la vida: la arquitectura, la naturaleza, la religión y el amor su Cataluña querida
Desembocó en el modernismo entre finales del siglo XIX y principios del XX, tras unos inicios influenciado por el arte neogótico. Sin embargo, el arquitecto reusense llego más allá del modernismo ortodoxo, creando un sello personal inspirado en la naturaleza.
Algunas de sus obras fueron:
La sagrada familia
La casa Mila

Casa Bastillo
Puerta de la Finca Miralles
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