
Según el autor, la percatación es la unión del pensamiento y el sentimiento. Ambos, incapaces de actuar. También nos dice que la percatación puede ser un sentido del orden, de la naturaleza del sentido. Por la percatación, el arquitecto puede reconocer lo básico de aquello que quiera crear, le da un sentido escencial. Al arquitecto le corresponde extraer de la naturaleza, lo que una cosa quiere ser. Debe tener la capacidad de ver un determinado espacio y saber qué cosa quiere ser.
En el texto también se establece la diferencia entre la cuestión económica y la presupuestaria. La económica consiste en construir, y la presupuestaria está basada en un programa, el cual está basado en una infinita cadena de otros programas sin importancia. Simplemente es la lucha de crear algo que cueste mucho más que el presupuesto dado.
Nos informa también que, las circunstancias de una ciudad hacen que sea distinta a otra. Es decir, la forma en cómo se zonifican las calles, el uso que se le da al entorno, a los edificios, etc. Hoy los espacios urbanos son muy distintos, cada uno está sistematizado por distintas personas, para cumplir necesidades y fines específicos.
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